Symphony in blues ...

Starry, starry night.
Flaming flowers that brightly blaze,
Swirling clouds in violet haze,
Reflect in Vincent's eyes of china blue.
MacLean

Van Gogh

Van Gogh
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miércoles, 6 de enero de 2010

Strip Triflow Clínico

Corría un 21 de diciembre con el shaft del aire acondicionado dándole de frente, rebotándole en su frente sin clemencia entumeciendo sus sienes, cosquilleando su nariz, parando cada tierno vello de sus brazos hasta encrespar sus pezones. Sentía como ese soplo de hielo entumecía el resto del cuarto estéril de asepsia virulenta adormeciendo con su monocromatismo más o menos blanco cualquier pensamiento o inspiración que no fuese un Ave María o Padre Nuestro.

La monotonía de largas horas de espera interrumpidas sólo con caminatas por pasillos inertes, los ruidos del Cuarto de Periférica o del citófono que comunica con la Sala de Recuperación siendo el único indicio del pasar de las horas. La larga espera sumatoria de tres horas de quirófano y de cinco en Sala de Recuperación se vio rasgada con un chirrido de ruedas y la puerta abriéndose abruptamente al ser lanzada de par en par por el casco de un catre cobijando a un lánguido y entubado marginal mortal. Al igual que el recién operado, los tubos fluorescentes tampoco sabian diferenciar entre día y noche aumentando aun más el desconcierto del recién llegado. Detrás de la procesión de tubos, cables, auxiliares, y enfermeras entra un soberbio médico de mediana edad, ordenada barba y un par de Crocs blanco que silencian su paso proporcionándole de ese aire de grandiosidad tan auténtica del cuerpo médico.

- “Todo ha salido bien”, informa el cirujano con una sonrisa ensayada y un tono bordeando lo socarrón.
Ella, se incorpora, mira la cama, acerca al recién operado y acaricia su frente luego mira al médico y le contesta,
- “Me alegro, que alivio … el Señor escucha, nunca me abandona” mira hacia abajo y hace la señal de la cruz sobre el rostro del pálido hombre, añadiendo, “estaba preocupada, pero sabía que el Buen Pastor estaba a su lado.”

El médico entrega tecnicísmos de la operación y luego le hace entrega de un instrumento transparente con una manguera y tres bolitas. Le explica con detalles y parsimonia lo esencial que es hacer uso continuo y sistemático del aparato para así estimular y recuperar la capacidad pulmonar del recién operado.

- “René, sopla, vamos sopla” le anima ella sosteniéndole el aparato y sus
bolitas.
- “Ya, ya más rato, se me seca la boca y dan ganas de toser”, le responde con tono de cansancio y derrota el susodicho mortal desde las profundidades de
unas sábanas virginales muy bien planchadas.

Pasan las horas, se pone el sol una y otra vez y aun no se mueven las bolitas por más que se acerca la manguera a la boca y la aprisiona con sus labios una y otra vez. Solo se percibe un leve meneo practicamente imperceptible y la bolitas insisten en no levantarse en suspensión con su aliento. Esa tarde llegan los resultados de los últimos exámenes en los cuales se indica falla pulmonar y acumulación de líquido en ambos pulmones. El paciente debe soplar sí o sí, sino le harán una punción para drenarle el líquido.

Lucia esa tarde se suelta el moño que acostumbra posar en su nuca, deja caer su melena por los hombros, la sacude al viento del siberiano aire acondicionado y desabotona el tercer botón de su ceñida blusa. Luego mira al bulto de tubos y drenaje que yace entre almohadones y se dirije con determinación prusiana hacia el aparato sentado sobre el velador. Lo toma por su base, libera la manguera y detiene su mirada sobre René nuevamente que continua sepultado entre almohadones y cablerío. Se para en posición de descanso ante él, con las piernas levemente separadas y la pelvis inclinada hacia adelante sosteniendo aun el aparato en sus manos. Fija su vista con determinación inusual sobre él y lo aborda haciéndole la propuesta.

- “Ves esta guaguita” le dice acunando su pecho derecho en la palma de su
mano derecha.
- “Sí”, le susurra René incorporándose con dificultad en la cama, “esa es la
Mamita Mayor” le responde con hambre.
- “Bueno Papito, Mamita Mayor quiere conversar prontamente con el Socio, así que si Ud. quiere renovar algún diálogo y no ser traicionado, vamos soplando. Cada bolita que sube, más cerca del entendimiento se estará”, le contesta y guiñe el ojo sacudiendo sus pechos.

René comienza a soplar mirando fijamente a Mamita Mayor y Hermana Menor, cada soplo que da es una puntada en sus costillas hacia un nuevo entendimiento. Con cada soplada y movimiento de bolita, Lucia con menos ropa va quedando sintiendo el frío aire que la envuelve y vuelve encrespar los pezones.