Despierta, mira a su lado y ella aún yace ahí mirándolo en silencio.
Lo mira, pero no lo ve.
La siente estirarse tocando el respaldo con ambas manos y con los pies el fin del colchón. Se pasa las manos por sus ojos, siguen por su melena y termina entrelazando los dedos debajo de su nuca.
Estudia el cielo blanco y estéril, suspira y bota los pies en el piso sedoso y espectante.
Sabe que lo ha observado con detención auscultándo respuestas silenciadas y finalmente se ha rendido. Sabe que ella vacila, esta inquieta. Hoy no será fácil ... será uno de aquellos días de apatías y desánimo. Decide seguirla, tomarla por la cintura y acariciarla hasta encenderla y disipar la modorra.
La encuentra en la cocina contemplando la fruta con la tabla de picar en las manos. La coge y envuelve hacía sí, ella se deja llevar con los brazos lacios,colgando.
Escucha una mosca, cada vez más cerca que se detiene posándose sobre el hombro de ella.
Silencio.
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5 comentarios:
Buena continuación del microcuento con un final evocador de sensaciones.
saludos
Bueno, veremos como termina este cuento, espero que la mosca no le distraiga de lo mas importante, ¿vamos digo yo????, no?????
Un abrazo Crea
un beso, con un beso, le alegrará el día, seguro. Bonito texto.
besos.
por aquí no vuela una mosca, hay mucha intriga...
Una mosca con dientes !!jaja!!
que la muerde y la devora.
M.
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