Ambición e Ira

Un ojo da chispas moradas y el otro centellas naranjas, la boca se le tuerce como abridor de botellas de Calle Clave, el labio inferior da tiritones involuntarios y se le nubla la visión. Su rabo de pelo se le encrespa de pura rabia a medida que marcha con paso marcial hacia la mesa a contar los poderes simples que la colacan sexta en la votación. No sabía, jamás contempló, que se podía votar por poder. Arde en llamas de ira e impotencia. Siete meses lleva preparando una propuesta y recolectando apoderados en forma transversal interesados en participar en una nueva directiva para el Centro de Padres y ahora ve su elección amenazada por unos charlatanes que de forma improvisada llegan y postulan sus candidaturas a viva voz. Wait a moment, no es tan improvisado como se ve, el Caribeño ha sacado un fajo de poderes al inscribirse para votar. Hecha humo por las narices, saca su copia de los estatutos que rigen al Centro de Padres y empieza a buscar la sección sobre procedimientos de votación. Recurre a apelaciones, gritos, y busca a otro abogado que pare la votación. Finalmente logra interceptar el recuento de votos y parar la Asamblea antes que sus planes se hagan agua. Ella no es una loser, ella ganará o nada! La rabia la transforma, la enceguece y sus compañeros de lista la desconocen. Se encogen al verla volverse víbora. Francamente no le importa, lo único que cuenta es que ha ganado tiempo para reinventar una nueva estrategia para derrotar la presente directiva e imponer su propuesta. Una, dos semanas, un nuevo plan, total ya los tiene embarcados, ya han sido votados!